Tras la sorpresiva victoria de Donald Trump en diciembre, ganando la Presidencia de los Estados Unidos de América, estudiantes y educadores por igual se encontraban preocupados por lo que su victoria significaría para la reputación de América como un país acogedor y seguro, así como uno en el que las oportunidades de trabajo están disponibles para todos.
Después de todo, una de las principales promesas de la campaña de Donald Trump era la de construir una muralla a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos, una barrera literal y figurativa entre Estados Unidos y el resto del mundo.
En las últimas semanas, la administración de Trump ha instigado la restricción de viajeros de ciertas nacionalidades, siendo bloqueada para luego proponer otras, con la intención de limitar el número de llegadas de refugiados y suspender la entrada de nacionales de varios países de Oriente Medio.
Estos movimientos, así como la intención general de Trump de reducir la inmigración, han dejado a la gente preocupada tanto en Estados Unidos como en el extranjero, dando a entender que Estados Unidos ya no es receptivo a las llegadas de ultramar y que por lo tanto, el país ya no recibirá a estudiantes internacionales.
Incluso los estudiantes estadounidenses son ahora menos propensos a estudiar en su país de origen según informes; con otros países, como Canadá, que ahora comienzan a recibir más aplicaciones como consecuencia.
Estas reacciones son completamente comprensibles. Pero es importante recordar que las acciones de Trump no tienen la intención de reducir el número de estudiantes o trabajadores calificados en el país. Los mensajes de Trump están dirigidos a un grupo de personas que Trump y su administración consideran perjudiciales para los Estados Unidos.
Ahora, si su plan para hacer esto es el apropiado, o si estos planes son demasiado fuertes o no lo suficiente, no es de nuestra competencia evaluarlo. La política es un juego de opiniones y si alguien está bien o mal, dependerá de su perspectiva personal.
Sin embargo, lo que si podemos reiterar, es que Estados Unidos es y sigue siendo un lugar seguro y maravilloso para los estudiantes de todo el mundo, y que así ames u odies a Donald Trump, el pueblo estadounidense seguirá siendo acogedor y receptivo a los hombres y mujeres internacionales que hacen de Estados Unidos un país fenomenal de muchas maneras.
Especialmente en términos de educación. Si la política de Estados Unidos va de esta manera o aquella, la reputación de Estados Unidos como uno de los mejores, si no el mejor, de los países con una educación internacional es muy poco probable que cambie. Y tampoco el reconocimiento de los demás a un título norteamericano.
Muchas universidades estadounidenses están comenzando a participar en campañas adicionales que alientan a los estudiantes internacionales a matricularse con ellos. Hay esperanza de que para contrarrestar cualquier mala voluntad, las universidades estadounidenses pueden ofrecer becas y bonos más lucrativos para mudarse allí; así que de hecho, ahora puede ser un mejor momento que nunca para solicitar educación allí.
Si sientes que te puedes ver afectado por las órdenes o leyes relacionadas con la visa o temas de libertad de movimiento, contacta al Instituto de Educación Internacional o el Catalizador Fiduciario para la Educación universal quienes han planteado una nueva plataforma que ofrece actualmente más de 600 becas y programas para estudiantes universitarios afectados.
Además, la página web del Gobierno de Estados Unidos también está disponible para informar y ayudar en todo lo que puedan.